
Vela: Portuguesa
La retenida de botavara, coloquialmente conocida por portuguesa, tiene por misión impedir el retorno de la botavara hacia barlovento. La presión que ejerce el viento sobre la vela mayor impide el retorno de esta hacia crujía, pero en rumbos abiertos esta presión decrece, sobre todo en vientos flojos.
Autor: Albert Puerto

Con el movimiento del barco entre las olas en rumbos abiertos con poco viento, la botavara empieza a ir loca de un lado para otro, dando fuertes tirones a los herrajes y arraigos; además, siempre existe el riesgo de accidente grave si golpea a algún tripulante.
La portuguesa se monta normalmente con un cabo reenviado por alguna pasteca y arraigado en la botavara (arraigo de escota de mayor, arraigo de contra, pasando por seno la botavara…). El punto de arraigo en la botavara dependerá mucho del rumbo, pues a rumbos abiertos el arraigo se adelanta.
Para facilitar la maniobra, se monta a veces un estrobo desde el arraigo de la escota hasta el cabo propio que trabaja de portuguesa. De esta forma se puede largar la retenida sin tener que traer la botavara al alcance de algún tripulante.
El método más limpio consiste en llevar una retenida montada por cada costado por dentro de la botavara, solución muy común en veleros de gran eslora. Sale al exterior por una ventana del tipo de la salida de las drizas del palo y se remata con un mosquetón o grillete. Por proa de la botavara sale de la botavara como los cabos de los rizos, con freno incluido. La maniobra de este tipo es la más sencilla y limpia, pues se trabaja desde el palo, donde aparecen las dos retenidas.
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